Elaboración del vino
Elaboración del vino
Para elaborar un buen vino necesitamos buenas uvas. Estas provienen de un viñedo con un suelo adecuado, con exposición correcta al sol. El viñedo debe estar en el lugar adecuado de latitud y altitud, y todas estas condiciones deben estar adaptadas al tipo de uva que haya plantada. Una variedad de uva es válida para algunas zonas y no para otras. Uvas como la Albariño no podrían cultivarse en la Mancha, e igualmente una uva como la Shiraz no podrá dar lo que se espera si es cultivada allí donde la Albariño da su máximo potencial… Dicho esto, asumamos que la uva nos llega en perfectas condiciones a la bodega. En la bodega tendrán lugar 3 procesos, todos ellos imprescindibles para la elaboración de vino: la vinificación, la estabilización y el embotellado.
Empezamos la elaboración del vino por el prensado de la uva. El prensado no se realiza en el mismo momento para todos los tipos de vino: para vinos blancos el prensado se realiza justo tras la cosecha. En el caso de las uvas tintas, el prensado se realiza sólo después de haber estrujado y despalillado las uvas. Antiguamente se usaban prensas de madera: son ese tipo de prensa que aún se conservan en Museos de vino o en algunas casas rurales o bodegas que las exponen con orgullo de su pasado. Estas prensas han sido sustituidas por prensas mucho más eficientes, que prensan en posición horizontal, o también por las llamadas prensas neumáticas, con las que las uvas se prensan a partir de la presión que realizan sacos neumáticos.
Esto permite el prensado de cantidades pequeñas de uva, algo muy útil si pensamos en la elaboración de vinos de parcelas diferentes en pequeñas cantidades por ejemplo… conservando así gracias a la elaboración correcta todo el carácter de las uvas que provienen de una parcela determinada. La fermentación es ese proceso mágico en el que el azúcar que contiene la uva se transforma en alcohol. Para vinos blancos, tras el prensado se produce lo que se denomina desfangado: las partes sólidas se separan del líquido y sólo entonces se procede a la fermentación. En todo el proceso las temperaturas se deben mantener muy controladas, pues una temperatura elevada hace que las uvas fermenten y si lo hacen durante el tiempo en que están presentes partes no deseadas el resultado será un vino diferente al que nos gustaría conseguir. De esta forma se evita que las partes sólidas (hollejos o raspones) puedan aportar al vino partículas orgánicas que aportan un sabor no deseado posteriormente.
En el caso de los vinos tintos el proceso es distinto, y la fermentación se produce mientras están presentes partes sólidas (en la tabla de selección de uva se ha eliminado no obstante todo lo que no se deseaba para que este proceso resulte en el vino que quiere el enólogo) Serán estas partes sólidas que se han conservado, en especial los hollejos, los que aportan los taninos, pigmentos naturales que dan el color a los vinos tintos.
Durante la fermentación de vinos tintos se debe realizar lo que se denominan remontados. Remontar el vino es un proceso por el que el líquido que se encuentra en el fondo de los depósitos se sube para que tome contacto con las partes sólidas, que flotan en la parte alta del depósito formando lo que se denomina el sombrero. Con este proceso se asegura la extracción correcta de color durante todo el proceso. Otra alternativa es sumergir hacia abajo estas partes sólidas, una técnica que los franceses denominaban tradicionalmente pigeage. Cuando se ha extraído todo el color y todo el aporte que traen los taninos, las partes sólidas se llevan a la prensa y se obtiene el vino de prensa, un vino de menor calidad. Posteriormente pasaremos a la fermentación, que en tintos se produce en dos fases: la fermentación propiamente dicha y posteriormente la fermentación maloláctica, por la que el ácido málico, más “ácido” se convierte en ácido láctico, proceso por el que se reduce la acidez del vino y se refinan los sabores.
Clarificación del vino. UNa parte fundamental en la elaboración del vino llega en este momento. El vino debe ser clarificado para poderlo embotellar. En caso de vinos cuya elaboración se ha realizado sin crianza esto se realizará justo después de la fermentación. En el caso contrario, se realizará tras la crianza. De hecho, durante la estancia en barrica los vinos se van clarificando. La clarificación implica limpiar el vino para que no esté turbio, pero también para retirar aquellas particular no deseadas. Una clarificación excesiva, con métodos muy agresivos, puede implicar que el vino quede muy limpio… tanto que se retiren del mismo elementos que le desprotegen (taninos) o que le quitan las propiedades de sabor que se habían buscado. Los procesos tradicionales de clarificación se realizaban con claras de huevo, que al bajar se llevaban con sí todos los sedimentos no deseados. Tras la clarificación y con un vino ya estabilizado, el mismo se introduce en las botellas, donde seguirá evolucionando antes de salir al mercado. Hay muchos tipos de botellas, el tamaño más común es de un volumen de 75cl, y las formas para este tamaño son muy distintas, si bien la más habitual es la llamada bordelesa. Una vez terminado el proceso de elaboración el vino, queda listo para su consumo.
J Blouin, E Peynaud - 2004 - books.google.com
Tipos de uvas para vinos
En esta sección vamos a prestar atención a variedades de uva locales de España y también a alguns de las más famosas variedades foráneas. Las variedades más conocidas en el mundo del vino son sin embargo las usadas en las grandes regiones francesas. Son estas uvas las que más se usan en los países del nuevo mundo: Cabernet Sauvignon (Burdeos), Pinot Noir (Borgoña), Chardonnay (blancos de Borgoña), Merlot (tintos de Burdeos de la zona de Saint Emilion), Syrah (Valle del Ródano) El tema de las variedades está sujeto a modas.
Es el varietal más extendido y típico de nuestro país. Se llama así, porque las uvas se recogen antes que otras variedades (más temprano). Es una uva con notas muy frutales y aromáticas, que envejece bastante bien en barrica. En Ribera del Duero y en Toro se la denomina 'Tinta del País' y 'Tinta de Toro' respectivamente, haciendo notar que en sus regiones la tempranillo adquiere característica diferenciales, aunque en realidad es el mismo varietal. En Castilla La Mancha, se la puede encontrar también con el nombre de 'Cencibel'.
Garnacha
Es otra uva típica de nuestro país, que se cultiva con especial intensidad en las regiones del nor-este (La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña). Es una uva muy frutal, sin embargo, no envejece tan bien en barrica como la tempranillo.
Mencía
Es un varietal específico de nuestro país, que se cultiva tan sólo en la D.O. Bierzo (León) y en la D.O. Ribeira Sacra (Orense). Es una uva con mucho tanino que da unos vinos con una ligera astringencia, pero con mucha personalidad. El mejor lugar para encontrarlas, las bodegas de el Bierzo.
Monastrell
Es la uva típica de Murcia y el sur de Valencia. Produce unos vinos potentes, con mucha estructura y un grado alcohólico algo superior al normal. Hace unos años, estos vinos tuvieron mucho éxito en los países anglosajones. El mejor lugar para descubrila, las bodegas de Jumilla y Yecla.
Cabernet Sauvignon
Es, probablemente, la uva francesa más extendida y la uva utilizada en muchos de los mejores vinos tintos del mundo. Aporta una acidez agradable al vino, y envejece extraordinariamente bien en barrica, por ello, se utiliza mucho en coupages (mezclas varietales), para dar mayor estructura y duración a los vinos.
Merlot
También de origen francés, es la uva más aromática, y en boca suele tener un gusto suave. Se encuentra en los vinos del banco derecho de Burdeos, Saint Emilion. Para algunos críticos, su carácter se está perdiendo al realizarse extracciones excesivas en la vinificación que acaban dotando a muchos de estos vinos de un carácter que se aleja del original de esta zona.
Syrah
Otra uva francesa muy extendida. Las propiedades de este varietal dependen mucho del lugar donde se cultive, y del clima. Por ejemplo, en España hay algunos vinos de Syrah que tiene una potencia y untuosidad extraordinarias, que los diferencian mucho de los vinos de Syrah franceses, más ácidos y suaves. Hay bodegas de Castilla la Mancha que se han especializado en su elaboración. En el nuevo mundo, la Syrah también produce vinos muy interesantes, en particular es famosa por su producción Australia.
AGLIANICO (Italia)
Esta variedad poco usual es el orgullo de las regiones de la Campania y la Basilicata, al sur de Italia. La variedad Aglianico arribó al sur de Italia hace mil años desde Grecia y actualmente crece incluso más al norte como en la Lazio, si bien es más común en otras zonas del sur, como por ejemplo in Calabria, Molise y Puglia.
Aglianico es capaz de dar vinos tintos muy oscuros, con cuerpo y de alta calidad. Sin embargo su producción es relativamente baja y normalmente se mezcla con otras variedades del sur de Italia. Pesea ello, se trata sin duda de una de las mejores variedades italianas.
T López-Guzmán, JR García, ÁV Rodríguez - Cuadernos de turismo, 2013 - revistas.um.es
Hay muchas maneras y procedimientos para elaborar el vino tinto. Por un lado, existe un sinfín de técnicas de elaboración. También está la manera personal con la que trabaja cada enólogo. Podríamos afirmar que, al igual que un buen chef, cada enólogo aportará su propia técnica que producirá diferentes tipos de vino. Por otro lado tenemos la política y líneas generales impuestas desde la bodega.
Pero en todos los casos, para elaborar el vino tinto hay que seguir una serie de pasos que te presentamos a continuación, de manera muy sencilla y simplificada, para que puedas conocer y comprender todo el procedimiento.
Despalillado
La uva, procedente de la vendimia, se recibe inmediatemente en la bodega y se eliminan el raspón, así como cualquier parte vegetal, de la uva mediante un proceso denominado 'despalillado' que puede ser mecánico, manual o ambos. En la elaboración de un vino tinto de alta calidad es clave y fundamental la eliminación de restos vegetales, y a que su presencia produce un sinfín de defectos en el resultado final.
Estrujado
Una vez despalillado, una máquina estruja las uvas y se obtiene una pasta líquida a la que se le añade anhídrido sulfuroso. Posteriormente, la pasta es trasladada a un depósito, donde se inicia la fermentación, un proceso en el que no se debe sobrepasar nunca los 30º de temperatura.
Fermentación tumultuosa
Durante este proceso se desprende gas que empuja hacia arriba las pieles de la uva (hollejos), donde se forma una capa denominada 'sombrero'. Opcionalmente a partir de este momento pueden realizarse dos procedimientos para mejorar la calidad del vino: El remontado, que consiste en removidos por medio de bombas; y el Bazuqueo, que consiste en removidos por medio de una vara.
Fermentación lenta
Una vez finalizada la maceración se realiza el 'descube', es decir, el traslado del líquido a otro depósito donde finaliza la fermentación. Mientras que la primera fermentación tiene una duración de 6 a 10 días y se conoce como 'fermentación tumultuosa', esta segunda dura prácticamente el doble, entre 10 y 20 días, dependiendo de la temperatura, y recibe el nombre de 'fermentación lenta'.
En esta segunda fase se puede continuar removiendo el vino. Después, opcionalmente, para producir vinos de mayor calidad, se puede extraer por gravedad la parte más líquida en un proceso denominado 'sangrado'.
Prensado
Tras la fermentación y, en caso de haberse realizado, tras el sangrado, se traslada el vino a la prensa donde, gracias a fuertes presiones mecánicas, se obtiene el vino. Los restos del prensado, denominado 'orujo' se envían a las alcoholeras para su destilación. Las diferentes maneras de prensar el vino producen diferentes calidades de vino.
Trasiego
El vino se traslada de un depósito a otro en un proceso denominado 'trasiego', en el que el vino se va quedando limpio debido a que en su fondo se van acumulando materias sólidas. Este proceso de aclarado se ve favorecido por el frío y las bajas temperaturas exteriores características del invierno. Los trasiegos se repiten periódicamente, evitando así posibles contaminaciones producidas por restos sólidos todavía presentes en el vino.
Almacenaje y embotellado
Una vez finalizados los procesos anteriores, los vinos se seleccionan por calidades y se decide cual será su destino: salida inmediata al mercado (Vino Joven) o un mayor o menor almacenamiento en un proceso denominado 'crianza' o 'envejecimiento' (Vino de Crianza, Vino de Reserva, Vino Gran Reserva).
IR Fávero, J Rotta Antunes - Estudios y perspectivas en turismo, 2007 - SciELO Argentina
PROCESO DE ELABORACIÓN DEL VINO
El vino es la bebida obtenida de la fermentación alcohólica, total o parcial, del mosto de uva o de las uvas mismas. El proceso principal por el cual se transforma el mosto en vino es la fermentación alcohólica: consiste en la transformación de los azúcares (glucosa y fructosa) contenidos en la uva en alcohol etílico y anhídrido carbónico. Aproximadamente se produce 1 grado alcohólico por cada 17 gramos de azúcar contenidos en el mosto: así un mosto con 221 gramos/litro daría lugar a un vino con 13 grados (13°).
En este proceso se produce también anhídrido carbónico en estado gaseoso, lo que provoca el burbujeo, la ebullición y el aroma característico de una cuba de mosto en fermentación. Esta formación de carbónico va a ser importante para la extracción de sustancias contenidas en los hollejos y en proporcionar una atmósfera protectora de la oxidación de las uvas que es beneficiosa para la obtención de vinos de calidad, sobre todo en el caso de los tintos.
En la elaboración de cada tipo de vino en particular, es muy importante controlar la temperatura de fermentación continuamente durante todo el proceso: cada vino requiere unos márgenes de temperatura determinados.
Una vez finalizada la fermentación alcohólica ya tenemos el vino nuevo, que tras un periodo de algunos meses termina de fermentar los pocos azúcares que siempre quedan tras la fermentación principal. Finalmente se termina de hacer este vino nuevo con el desarrollo de una segunda fermentación: la fermentación maloláctica. La fermentación maloláctica es fundamental para la calidad del vino, especialmente en los vinos tintos. Básicamente consiste en la transformación de todo o parte del ácido málico procedente de la uva en ácido láctico y anhídrido carbónico.
Blanco. Es el obtenido a partir de uvas blancas. Aunque es poco frecuente, también puede ser obtenido a partir de uvas tintas de pulpa no coloreada a las que se les separa el hollejo (piel de la uva, parte externa, cubierta). Este vino a medida que enveje se oscurece.
Tinto. Es el obtenido a partir de uvas tintas a las que no se les ha separado los hollejos. Este vino a medida que envejece el color decrece.
Rosado. Es el obtenido a partir de uvas tintas a las que se les ha separado parcialmente los hollejos. También puede provenir de mezcla de uvas blancas y tintas.
La crianza es el proceso de maduración de un vino mediante el contacto con madera en toneles o barricas, generalmente de roble. El envejecimiento de los vinos se determina así por el tiempo que pasa en la barrica o depósito después de su fermentación alcohólica. Dependiendo de la concentración de taninos, un vino aguantará más a mayor concentración de estos, para que se suavicen con el paso del tiempo, siendo un factor importante los años de las cepas, y de las condiciones climáticas que acompañen cada cosecha. La crianza añade estructura y complejidad (aromas tostados y especiados) a éste y contribuye a su longevidad. La crianza posterior en botella lima las asperezas de la madera, pero la madera es lo que da el "bouquet".
El vino debe ser almacenado a temperatura estable de unos 15 °C (nunca inferior a 10 °C ni superior a 18 °C), en un sitio oscuro (la luz oxida el vino), tumbado, y no moverlo. La humedad de la bodega casera debe de tener una humedad de entre el 60-80%. Se cierra al vacío y con tapón de corcho para que pueda expandirse, aunque los vinos jóvenes también usan tapón de plástico. El vino absorbe todo lo que hay alrededor, por lo que debe ser almacenado en sitios poco húmedos y sin olores fuertes. Todas las botellas deben permanecer tumbadas y en posición horizontal para que el corcho esté permanentemente húmedo.
Para que un vino aguante mucho tiempo en botella requiere alcohol y color. Por otro lado, cada vino tiene una duración relativa. Mientras unos deben beberse en el momento, otros envejecen favorablemente en la botella y es recomendable guardaros algunos años para beberlos en su momento óptimo. Los vinos blancos y rosados, suelen tener como máximo un año de vida. La mayoría de los tintos jóvenes (sin barrica) deben beberse en el mismo año. Los tintos de crianza con 12 meses en barrica. Los vinos reserva pueden consumirse hasta los diez años posteriores a la vendimia, y los grandes reservas pueden mejorar hasta los 15 años. En ningún caso se recominada superar este tiempo, pues las probabilidades de que el vino se estropee son muy grandes. Por lo tanto, aunque pocas veces viene especificado en las etiquetas de las botellas, el vino tiene una fecha de caducidad, que depende del tipo de vino (principalmente de su grado de acidez, grado de alcohol y contenido en taninos) y de las condiciones en que es almacenado. De no consumirse en el momento adecuado, el vino se oxidará, llegando incluso a transformarse en vinagre.
PM Pont, H Thomas - Apuntes de Investigación del CECYP, 2009 - apuntescecyp.com.ar
ELABORACIÓN DEL VINO
Para empezar hace falta la materia prima, es decir, la uva. Debemos contar con una materia prima de calidad y elegida dependiendo de qué tipo de vino queramos elaborar. El punto de partida es obtener el jugo de uva, o mosto.
Para empezar hay que tener en cuenta la variedad escogida, depende de si deseamos elaborar vino tinto o blanco por ejemplo.
En esta guía nos ocuparemos de la elaboración de vino tinto, por lo que las variedades asociadas podrían ser, Entre las uvas tintas, hay diverentes variedades y es importante para la elaboración cuál escojamos: Cabernet Sauvignon, Garnacha, Merlot, Pinot tinto, Monastrell, Syrah, o las más modestas, como Sangiovesse, Bonarda o Tempranillo
Si queremos un vino de una calidad aceptable, las uvas también han de ser de calidad y tendremos que tener en cuenta por ejemplo detalles como que las uvas estén sanas, revisar que estén enteras y sin afectar por bacterias o levaduras, que estén en un momento de madurez adecuado, mantenerlas en una temperatura suave que no pase de los 19 o 20 grados.
La uva tinta tiene mayor rendimiento que la uva blanca, esto es importante para calcular la cantidad de uva. Para un litro de vino tinto, se suele aconsejar 2 kilos de uva aproximadamente.
Estrujado de las uvas
El siguiente paso es el estrujado y sacar el zumo de uva o mosto. Dependiendo de nuestros medios podrá ser de una manera u otra. Se puede realizar con una pequeña prensa, con una moledora ( aunque aquí hay que tener cuidado de no triturar el racimo y la semilla triturada de la uva tampoco es favorable para el vino) con el -pisado de la uva-, muy tradicional con el que se obtiene el mosto rápidamente, o sin más medios, se colocan las uvas en el interior de un tejido, y se estrujan dentro del tejido aplicando una fuerza importante, de manera que permita el colado y filtro del jugo de la uva.
El mosto fresco fermenta rápidamente y tiene que estar muy controlado. Una alternativa es utilizar mosto concentrado, aunque para ello se tendría que contar con más medios para evaporar al menos 2/3 del agua que contiene el mosto fresco para conservar mejor sus cualidades.
La fermentación
El mosto se habrá de colocar en vasijas, orzas o damajunas, para la fermentación. En la fermentación tendremos el mosto más todos los sólidos del estrujado, ya que son agentes necesarios. En los vinos tintos es importante que el mosto a fermentar esté compuesto por el zumo de uva, los hollejos, las semillas etc, para obtener buen color, ahora y textura.
La fermentación se debe dar a una temperatura adecuada, para elaborar vinos tintos nunca debe pasar los 30°C. El tiempo de fermentación también varía con el volumen a fermentar. Como referencia, en dos días aproximadamente se fermentan 100 litros de vino.
Levaduras
Para mantener durante la fermentación el vino limpio de bacterias indeseadas y tener un mayor control sobre la fermentación se suelen utilizar levaduras y nutrientes.
Las levaduras son microorganismos encargados, básicamente, de transformar la fructosa en alcohol etílico. La uva tiene levadura de forma natural, pero es mejor contar con levadura que nos ayude a controlar la fermentación.
Para evitar la proliferación de otros organismos indeseables, se utiliza la adición de sales sulfurosas y en particular de metabisulfito de potasio. La adición de esta sal en una proporción de 100 mg/litro es suficiente para prevenir futuras alteraciones del mosto. Se añade una pequeña cantidad en un poco de mosto disuelto y se vuelve a añadir a la vasija o barrica.
Hay métodos para saber cuando el mosto ha fermentado, normalmente se crea un burbujeo pequeño, comienza a coger más volumen el líquido y hay un desprendimiento natural de anhídrido carbónico.
Clarificación y filtrado
Trascurrido este tiempo, y habiendo comprobado que la fermentación ha terminado, hay que separar el líquido de los sólidos y limpiar el vino. Se utilizan clarificantes normalmente. Los clarificantes ayudan al filtrado y limpieza, por ejemplo, arrastran el resto de elementos al fondo del recipiente. Los utilizados hoy en día son bentonitas y productos que no alteran el aroma de los vinos. El clarificante se puede dejar actuar durante dos o tres días.
En temperaturas frías, por ejemplo, 7 grados, se consigue la estabilización en menos tiempo y que sea más efectiva. Al menos si se recomienda mantener el vino a la menor temperatura durante la clarificación.
Transcurrido este tiempo hay que filtrar el vino, unas tres veces, con filtros de más gruesos a más finos y el vino estaría preparado para el trasiego a otra tinaja. Los filtros nos lo pueden ofrecer tiendas especializadas o labotratorios.
El trasiego posterior hay que realizarlo con cuidando de no remover los posos, evitará que estos refermenten y transmitan olores desagradables al vino. El trasiego se puede realizar con tubos de plástico o de manera rudimentaria con cacerolas, por ejemplo.
Cabe mencionar que la obtención de los elementos necesarios, tanto en lo tocante a materiales (filtros, etc) como productos (levaduras, clarificantes, etc) pueden encontrarse en tiendas especializadas.
Manceración.
En la nueva orza o barrica, es necesario dejar reposar el vino para que termine la manceración en la barrica cerrada, lo dejaremos en un lugar fresco y sin variaciones de temperatura durante un plazo de días iguales a fermentación.
En algunos casos se puede de manera opcional, pero para garantizar la ausencia de cualquier microorganismo aconsejamos agregar nuevamente metabisulfito en una concentración de 60 a 70 mg/litro.
Embotellado.
Pasado este periodo el vino está listo para embotellar, se puede realizar otro filtrado antes de pasar el vino a las botellas. Esto se puede realizar de manera sencilla con filtros y embudos.
El taponado de las botellas es algo más complicado de manera casera. Hay encorchadoras manuales también bastante asequibles en el mercado. También se puede sellar la botella con sellos de cera, pero en vinos que tengan un consumo rápido en el tiempo.
Lo mejor es emplear un corcho 100% natural (no aglomerado), ya que el corcho es una de las garantías para la conservación del vino, por periodos superiores a dos, tres años en la botella.
G Suescún Otero - Bistua: Revista de la Facultad de Ciencias Básicas, 2005 - redalyc.org
Los 4 factores que influyen en la calidad de las uvas
Se estima que las uvas representan hasta un 70% de la calidad de un vino, frente a la técnica de elaboración
Los viticultores son conscientes de ello. El buen vino se hace en la viña, y en gran medida en la correcta maduración de las uvas. Así, en la maduración del racimo influyen un considerable número de factores que determinarán las características de la cosecha y, en última instancia, la del vino elaborado.
Por un lado, estos factores afectarán fundamentalmente a la cantidad cosechada. Por otro lado, afectarán a la calidad de los racimos vendimiados, cuestión ésta muy difícil de determinar, pero que puede aproximarse por la tipicidad varietal o por una mayor concentración de compuestos en la uva. En otros casos, afectarán también a la expresión del «terroir» en los vinos elaborados.
Habitualmente se suele afirmar que, de una manera general, la cantidad se contrapone a la calidad, es decir cosechas abundantes, de elevados rendimientos, suelen ofrecer vinos menos concentrados.
Sin embargo, esto no siempre es cierto. Hoy en día existe tecnología vitivinícola suficiente, capaz de obtener considerables producciones armonizadas con altos niveles de calidad. Es importante subrayar este hecho, ya que a pesar de una excelente viticultura que conducen a unas buenas uvas, una mala técnica de elaboración puede conducir a un mal vino e incluso defectuoso.
Así, en la calidad de un vino, las cuestiones relativas a la uva como materia prima, representan en la mayor parte de los casos, y respecto de la tecnología enológica de elaboración, un porcentaje muy variable, pero siempre muy superior y que puede ser estimado en más del 60 a 70 por 100.
Podemos por tanto afirmar, que un vino bueno o aceptable puede conseguirse a partir de una vendimia mediocre, siempre y cuando se apliquen determinadas técnicas de elaboración, pero para lograr un vino excelente, solamente puede hacerse si además se cuenta con una gran uva.
LV Alturria, ER Antoniolli, AM Ceresa… - Revista de la Facultad …, 2008 - redalyc.org
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